Nota breve: este
correo es usado por mi esposo y también por mí, él mandará su palabra después.
En vista de que no
tengo su correo personal, solicito la publicación de mi carta por este medio.
Le escribe una
mexicana que visitó Isamis en días pasados: Aurora
Jiménez R.
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Muy valorado padre
obispo de Sucumbíos
Le escribe la
mexicana que los visitó el día que iniciaba la Asamblea Conjunta de
pastoral, el mes de julio. Tal vez me ubique: llegamos mi esposo y yo con
el obispo del Coca, cuando llegó a compartir su tema de reconciliación.
No es cualquier cosa
que le toque un trabajo tan delicado, como observamos:
La
revaloración de una Iglesia viva particular.
Nunca en mi vida me
había tocado vivir el Evangelio tan fuertemente, como lo aprendimos en Isamis, pues tuve
la gracia de colaborar en ese vicariato por tres años. Jesús nos
evangelizó ahí. Yo había pasado siempre "haciendo lo que
entendía que Dios me pedía" para ser y construir
una partecita de Su Iglesia, nunca como en Isamis entendí, viví, respondí,
al llamado de ser luz, sal,..
¿Porqué? Porque Gonzalo
y sus hermanos de ISAMIS, laicos y religiosos y la estructura
de la Iglesia, lo favorecía.
Padre
Obispo, en nombre propio y de todos los que se pudieran agregar aquí: como tod@s l@s sant@s y por
lo que más quiera en la vida, que pienso que es JESUCRISTO, María y José,
le suplico con lágrimas en los ojos de amor a la Iglesia y esperanzada por su
buena voluntad a Ella, acepte, defienda, escuche el clamor de miles, haga
suya la utopía de Isamis para poder dar paso a las peticiones que lleva la CARTA
ABIERTA DE FIELES DE LA IGLESIA LOCAL VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN MIGUEL DE
SUCUMBÍOS