El día 11 de octubre del presente
en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Cisne” Monseñor Paolo Mietto dio
apertura al año de la fe y se celebró las bodas de oro del Concilio Vaticano
II.
La celebración fue un momento para reflexionar el que estamos
viviendo en nuestro Vicariato. Los Jóvenes de la parroquia “Divino Niño”
participaron en el momento de perdón invitando a todos a hacer parte de la
reconstrucción de nuestra Iglesia. La dinámica a grandes rasgos consistió en
hacer caer al piso una vasija de barro, luego los jóvenes intentaron
reconstruirla, pero notaron que necesitaban el apoyo de más personas, así que
invitaron a Monseñor Paolo, a los sacerdotes, a los movimientos y personas en
general. Algunas personas de movimientos se negaron a este evento dejando
evidente la falta de apertura a la reconciliación.
Destruir esta vasija tomó unos
segundos, reconstruirla demasiado tiempo y
muchos actores. Esto demuestra que todos necesitamos abrir nuestro corazón
para transparentar a Dios. Si queremos que Cristo resucite y esté con nosotros,
todos debemos poner nuestro grano de arena, grano de paz a este proceso; de lo
contrario de nada sirven los ritos, los golpes de pecho, los shows musicales y
los rezos.
Por otro lado, la celebración
tuvo un momento especial puesto que en el momento de las ofrendas. Los laicos y
laicas de nuestro Vicariato presentaron en el altar del Señor las 4000 firmas
en apoyo al proceso Evangelizador de Nuestra Iglesia. Momento de fe y alegría
puesto que no estamos solos, estamos con
la gente que cree en el Cristo de los pobres, el Cristo de los excluidos, el
Cristo con rostro sencillo y humilde, el Cristo que camina con el Pueblo.
Gracias Dios por brindarnos la
oportunidad de abrirnos hacia la fe, la esperanza y la caridad.