Ambato, 6 de Octubre del 20l2
Monseñor Paolo
Mietto
Administrador Apostólico de San Miguel de Sucumbíos
Lago Agrio
Muy estimado Monseñor Mietto:
Sacerdotes y Laicos de la Diócesis de Ambato saludamos a
Usted muy respetuosamente en el Espíritu
de nuestro Señor Jesucristo y animados de profundo amor a nuestra Iglesia, en
camino al Reino de Dios, le manifestamos nuestra honda preocupación por la situación
religiosa, llamada a ser cristiana, de ese Vicariato, que tendrá y ya tiene
triste repercusión general.
Hemos leído con respeto la Carta Abierta de fieles de la
Iglesia Local del Vicariato, a los que les damos razón y los respaldamos; nos
adherimos a la carta del P. Pedro Pierre y de testigos mexicanos que vivieron
la experiencia de fe en Isamis;
conocemos las declaraciones de la Renovación Carismática de Sucumbíos por radio
Bolívar y otros de sus manifiestos; por datos objetivos sabemos de las
consignas dadas a los enviados “ colaboradores”
de algunas diócesis y del trabajo
consecuentemente por ellos realizado, de lo cual resulta:
1) Es un escándalo de Iglesia que
continúa y agrava el ya cometido con el
grosero e inhumano trato dado a la Comunidad
Carmelita y a Monseñor López Marañón.
2) Es satánico el plan
sistemático de destrucción de la vivencia eclesial de Isamis, de largos años, a la luz del
Evangelio y de los documentos de la Iglesia conciliares y continentales.
3) Es injustificable al margen de
las normas de la Iglesia, responsablemente comprendidas, la preponderancia
concedida a recién llegados, sin sentido
misionero, desconocedores del ambiente, de la historia pastoral y de las sanas
actualizaciones de la Iglesia, para dar paso a prácticas religiosas
tradicionales ampliamente cuestionadas. .
4) Es absurda
la relegación de sacerdotes locales, vicariales, dueños de casa, de
seria y larga experiencia de compromiso pastoral, a uno de los cuales se quiere
remover de la parroquia sin razones canónicas probadas, para instalar a “
colaboradores” pasajeros, ocasionales y
la desatención a laicos comprometidos, que tienen derecho a ser oídos, LG.37,
mientras se tolera la agresividad de los que obedecen consignas foráneas y
promueven un estilo cuestionado de fanatismo religioso emotivo y sentimental. El Consejo presbiteral vicarial,
debe tener como núcleo substancial a sacerdotes locales incardinados que con el
Señor Obispo deben calificar a los “ colaboradores ocasionales” para aceptarlos
o rechazarlos. Es ingenuo recibir a escogidos
desde fuera.
5) No puede entenderse, ni como
obediencia, ni como solidario compañerismo el sometimiento a indiscutibles
actitudes antievangélicas de superiores eclesiásticos, que con farisaicas
intenciones de ortodoxia, solo buscan la recuperación de un clericalismo cómodo
y aburguesado.
Muy estimado Monseñor Mietto comprendemos su difícil
situación entre dos fuegos: el de su conciencia cristiana, misionera, eclesial,
iluminada, por la Palabra Divina y las sanas normas de la Iglesia por una parte y la presión desviada de
colegas con apariencia de defensa de “sana” tradición.
Íntimamente nos hemos alegrado de su designación para
afrontar el duro trabajo de restablecer la paz, la comunión, la fraternidad,
donde las desacertadas medidas eclesiásticas destrozaron esos valores, pero al
momento nos sentimos defraudados, por no
ver conseguidos esos nobles ideales que
fueron propuestos por Usted.
Creemos llegado el momento de recuperar la libertad, que
solo nos asegura la verdad del Señor
Jesús y ser fiel a la conciencia. Jn 8,32
Creemos sinceramente que será mejor, volver a casa a
colaboradores que sólo colaboran con los que les envenenaron con consignas
destructivas sin dar seguridad de integración a la comunión eclesial,
largamente vivida y comenzar el trabajo
con los pocos comprometidos locales, superando fallas que siempre existen, en
espera confiada que el Dueño de la mies enviará honestos trabajadores a su
mies, y correr el riesgo que corrió el mismo Señor Jesús: ser rechazado y sentenciado por las
autoridades del templo, por no ajustarse a sus intereses; Pero yo he vencido al
mundo Jn. l6,33
.
Le manifestamos nuestra solidaridad y le aseguramos que
hay mucha gente a nivel nacional e internacional, que harán casusa común con
una postura decidida a favor de la verdad y la pureza de la fe cristiana en una
Iglesia de los pobres y sencillos, el campo escogido por el Señor Jesús. Lc.
10,21
Por muchos dispuestos a identificarse con sus firmas. Esta carta enviamos también a la Conferencia
Episcopal.
P. Jesús Tamayo