martes, 1 de octubre de 2013

Teresita y el Carmelo Misionero en Sucumbíos

 
Para entender el lenguaje que la santa utiliza, que muchas veces implica la elección de lo último, de lo inútil, hay que tener en cuenta el contexto francés del S. XVIII que destaca y exagera la EFECTIVIDAD como único criterio. En la vida había que buscar siempre lo eficaz, lo útil, lo práctico, de allí que ser Carmelita suponía una elección totalmente absurda, fuera de la lógica de la ilustración; ser monja podría ser aceptable, pero ser de clausura y con una rigidez tan grande como el Carmelo Francés, resultaba verdaderamente un absurdo, de allí que optar por carmelita implicaba ser ignorante, inútil, con temor a la vida.
 
La experiencia del Carmelo Sucumbiense viene a ser otro tanto… lanzarse a una experiencia poco convencional de vivir el Carmelo, enclavado en una eclesiología provocada por el Concilio Vaticano II y avalada en las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, que desafía a romper esquemas manteniendo lo esencial, resultaba verdaderamente absurdo: “Por estos tiempos, pasé por momentos de gran sequedad. Jesús parece dormir mientras se hunde la barca, sin embargo… El amor todo lo puede: las cosas más imposibles no le parecen difíciles. Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, cuanto el amor con que se hacen...”
 
La “Efectividad” como criterio del mundo de hoy, puede dejar de lado una genuina experiencia del Carmelo en la misión, esto es: la experiencia de Teresita en la pobreza, es decir, en el abajamiento, anonadamiento, a imagen de Dios que revela su amor total en la Kénosis de Cristo. Es la manera en que Teresita vivió la pobreza y es la manera en que el Carmelo Misionero de Sucumbíos vive al hacerse pueblo llano, caminando junto a hermanos y hermanas en comunión de ministerios, compartiendo y anunciando la frescura de Cristo, en el anonadamiento al que los poderes de este mundo quieren someter la luz.
 
De allí que la presencia del Carmelo de Teresita, en sus múltiples carismas; COIM, Carmelo Teresiano, Compañía de Santa Teresa, pero sobre todo pequeñas Comunidad Eclesiales de Base y laicos/laicas comprometidos sigue, desde lo pequeño, siendo luz: “Me aplicaba, sobre todo, a la práctica de las virtudes pequeñas, al no tener facilidad para practicar las grandes. Así, por ejemplo, me gustaba plegar las capas que dejaban olvidadas las hermanas y prestarles todos los pequeños servicios que podía”.
 
Que el recuerdo de este 1 de Octubre nos traiga esperanza y deseos de volver a leer a Teresita y de escuchar a las aves que desde el silencio de la noche cantan “por todo el pueblo comienzan las misiones...”
 
“A un místico se lo escucha, como cierto tipo de aves, solo en el silencio de la noche: por eso frecuentemente un místico no tiene mucha importancia su mundo. Da que hablar, sin embargo, después de cierto tiempo, en el silencio de la historia, para, las almas afines a él que están escuchando” (Sóren Kierkegaard).
 
Vinicio Pástor,
Misionero